Por Claudio Fantini. En España, amén de los muchos conservadores y ultraconservadores que admiran a Javier Milei, la mayor parte del espectro político parece tener en claro que Isabel Díaz Ayuso decidió dar una distinción al presidente argentino para lanzarla, como arma arrojadiza, contra el gobierno de Pedro Sánchez, con quien el presidente argentino mantiene una disputa personal.
La estrategia apunta, fundamentalmente, contra la centroizquierda, así como sacarle adherentes al partido Vox, acercándose a un ídolo que la ultraderecha lucía como propio.
El líder del Partido Popular, Alberto Díaz Feijóo, rompió el silencio del resto de la dirigencia conservadora, que siempre ha mantenido distancia con Milei.
Además de enojarse porque Díaz Ayuso “se cortó sola” con esta jugada de alto voltaje, se limitó a decir que la decisión de su correligionaria era una respuesta al uso partidario que Pedro Sánchez hace de la política exterior española.
Díaz Ayuso hizo un buen negocio en lo que todos ven como una múltiple provocación, hacia su propio partido y a otras agrupaciones.
Vox coincide con Díaz Ayuso en muchas cosas, pero sabe que la líder madrileña no tiene planes de pasarse a sus filas, sino de continuar quitándole votantes, como ya lo hizo en la Comunidad Autónoma, donde se encuentra la capital española.
La cúpula del PP no salió a criticar la distinción a Milei, pero trascendieron los ruidos internos que provocó en el partido.
También el Gobierno y el PSOE criticaron duramente a Díaz Ayuso, acusándola de falta de patriotismo y de deslealtad con su país al premiar a un presidente extranjero, quien atacó de manera recurrente y agresiva a las autoridades españolas.
También denunció la ilegalidad de la distinción entregada a Milei, que debe entregarse a líderes extranjeros que lo merezcan.
Además, exige que se encuentren en visita oficial a España, mientras que la del presidente argentino fue una actividad privada.
Antes, recibieron ese premio el líder opositor venezolano Juan Guaidó, al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y el mandatario de Ecuador, Daniel Noboa, todos ellos de muy buena relación con Pedro Sánchez y con el PSOE.
Los elogios, a veces altisonantes, no implican que este activismo exterior de alto voltaje político deje un saldo positivo a Milei.
Las críticas por las posiciones de Milei también se sintieron durante sus recientes viajes a Alemania y a la República Checa, donde se entrevistó con sus líderes políticos.
Milei sufrió el desaire de gestionar una audiencia con el rey Felipe VI, que le fue negada, y que el canciller alemán Olof Scholz se sumara a los cuestionamientos europeos por las reiteradas actitudes del mandatario argentino en el país ibérico.