Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Claudio Fantini. Guillermo Moreno le dijo “idiota” al país, cuando el economista Martín Tetaz le señalaba una de las mil formas de comprobar que la inflación que anunciaba el INDEC y el ex secretario de Comercio del kirchnerismo, era falsa. A no poder contestar las evidencias presentadas, Moreno entró en un trance energúmeno y se puso a insultarlo y amenazarlo.
El país entero, salvo la parte narcotizada por el relato calibrado en las usinas de propaganda del Gobierno anterior, tenía en claro la adulteración del INDEC y la falacia de los números en materia de precios con que se manejaban los ex funcionarios del área económica.
El insulto de Moreno no sólo iba al economista que tenía como blanco directo. Iba a la realidad que ese ex funcionario jamás pudo explicar.
El amedrentamiento mediante la violencia verbal y gestual es su única respuesta a lo que no sabe o no puede responder sin admitir la maniobra más burda, obvia y contraproducente de adulteración estadística que vivió la Argentina durante la década ganada.
La ostentación de brutalidad que desplegó en el programa Zona de Investigación, afectó directamente a las conductoras del ciclo e indirectamente a Canal 9 de la Ciudad de Buenos Aires, que lo emite. Sucede que Silvia Fernández Barrio y Mercedes Mendoza se paralizaron, estupefactas, en lugar de reaccionar en los términos que imponía la circunstancia.
Las conductoras como la emisora fueron tanto o más humilladas que el economista atacado por la arrogancia furibunda de Moreno.
Él gritaba y echaba del programa a Tetaz, luego de levantarse a intimidarlo con amenazas físicas, mientras las periodistas balbuceaban frases que no tenían relación con el nivel de violencia desplegado por el ex funcionario.
Fernández Barrio salvó medianamente su actuación al impedir, al menos, que Tetaz saliera del estudio tal como se lo exigía Moreno, gritando como un desaforado “ese idiota, o se calla o se va, vía, vía”.
La periodista al menos le puso ese límite, mientras Mercedes Mendoza quedaba patéticamente paralizada. Lo que debieron hacer las conductoras fue dar por terminada la entrevista y pedirle a Moreno que se vaya. Sólo de ese modo habrían salvado su dignidad y la del programa. Era lo que imponía el nivel de violencia provocado por ex funcionario.
Quizá no lo hicieron porque el canal le indicó que el show de fascismo explícito que estaba brindando el ex hombre fuerte de la economía K, estaba siendo redituable en rating.
Lo que describía el joven economista es la realidad que vio todo el país, salvo los que preferían no verla. Por eso cuando Guillermo Moreno vociferaba insultos, en realidad, estaba insultando a casi todo el país.