Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. El esperado segundo semestre ya se devoró dos meses. Y los datos siguen siendo preocupantes. La economía cayó 5,9% en julio (la mayor baja en siete años). Los números negativos ya habían aparecido entre abril y junio. ¿Por qué no arranca?, es la pregunta de mi columna en La Voz del Interior.
1) La herencia fue más pesada de lo que Macri y su equipo previó. 2) La devaluación se trasladó a precios (el Gobierno proyectó que los precios ya se habían actualizado con un dólar de 15 pesos). 3) La inflación en torno del 40% interanual achicó los salarios y el consumo se desplomó.
La industria –en especial el sector metalmecánico ligado a la producción de autos- lleva la peor parte. La construcción se está poniendo en marcha, aunque lentamente en relación con las expectativas previas. “2017 será un festival de la obra pública”, dicen entusiasmados los que trabajan para el Presidente.
La ocupación en la industria cayó 1,7% en el segundo trimestre en relación con igual período de 2015. El empleo formal retrocedió en agosto tanto en las fábricas como en la construcción. La baja más importante se registró en el conurbano bonaerense, que es una caldera social. Allí es donde más se siente la pobreza, que afecta a uno de cada tres argentinos, pese a la “década ganada”.
El consumo no sale de su letargo. En agosto, cayó 7,4%, según la medición de CCR. “El interior está más planchado, pero será el primero en salir”, agregan en la consultora que mide tickets de venta.
Córdoba parece darle la razón a los que proclaman que “arrancará primero”. Será así por el campo y la obra pública. El campo se lleva las mejores expectativas. La siembra de trigo superó 20% la implantación de la campaña anterior y hay buenas perspectivas para la soja y el maíz, si el clima acompaña. Las fábricas de maquinaria agrícola han vuelto a levantar las persianas.
El Gobierno provincial pondrá en marcha los gasoductos troncales y busca fondos árabes para los grandes acueductos. La Municipalidad de Córdoba tomó 150 millones de dólares a una buena tasa: 8,750% anual. Ramón Mestre promete poner 100 millones para arreglar calles, el alumbrado y los nudos viales.
Pese a la crisis, las Pyme y metalúrgicos son optimistas para el mediano plazo. Mariel Fornoni (Management & Fit) dice que la expectativa sobre Macri es del 53%.
Los anuncios de proyectos privados se multiplican, pero Horacio Parga –titular de la Bolsa de Comercio y del Grupo Edisur- puso el dedo en la llaga. “No critico el énfasis en la obra pública, pero construir viviendas es mucho más reactivante, lo que permitiría un crecimiento más sustentable”, dijo.
Aludió a las múltiples trabas que existen a nivel provincial (la demora en las escrituraciones sigue siendo notable) y en las autorizaciones de los entes municipales. Desencantado, afirmó que existen proyectos que darían más trabajo que las terminales automotrices radicadas en Córdoba, si las autoridades acompañaran al sector privado.
La Cámara de Desarrollistas Urbanos (Ceduc) pronuncia una letanía similar desde hace tiempo. En lugar de respuestas, los funcionarios se encargaron de reprender a los autores de los discursos.
Las expectativas favorables sobre la gestión de Mauricio Macri aún se ubican por encima del 50%, sostuvo ayer Mariel Fornoni (Management & Fit) en la Convención del IAEF. Pese a la crisis, PYME y metalúrgicos son optimistas en el mediano plazo, según encuestas sectoriales.
Esa cuota de esperanza que la sociedad aún le concede al Gobierno debiera ser aprovechada para poner en marcha las correcciones necesarias. Si el consumo se recupera, la rueda volverá a girar. Hay demasiada pobreza y hambre como para demorar las soluciones.