Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. El “plan platita” avanza raudamente en medio de una intensidad política que no cede, por polémicas decisiones originadas en la Justicia y por la interna oficial. Sin embargo, en esa marcha quedan muchas preguntas sin respuestas, señala mi nota en La Voz.
Muy pocos interrogan sobre cuál es el verdadero costo de los anuncios de Alberto Fernández, que obligan a más emisión, o bien que desfinancian a la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES).
Un botón de muestra: la jubilación anticipada para desempleados con 30 años de aportes, pero que aún no tienen la edad mínima para el beneficio, podría costarle a la Anses unos 780 millones de pesos mensuales, según cálculos del abogado previsionalista Fernando Viera.
Los cálculos actuariales fueron hechos para que las mujeres se retiren a los 60 y los hombres, a los 65. Por extensión de las expectativas de vida, en Europa están subiendo la edad para alcanzar la jubilación.
Si el número de beneficiarios se incrementa, al mismo tiempo que se mantiene el de los aportantes, la ANSES pierde recursos para pagar buenas jubilaciones.
La relación actual es de 1,1 aportantes por beneficiario, cuando los cálculos estimaron una relación ideal de tres a uno.
Muy pocos preguntan cuál es el verdadero costo de los anuncios de Alberto Fernández, que obligan a más emisión y que desfinancian a la ANSES.
El haber mínimo es de 25.922 pesos. Un jubilado necesita tres haberes mínimos para cubrir una canasta básica de alimentos y medicamentos, además del alquiler, según el Defensor de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, Eugenio Semino.
Desde este mes, el salario mínimo es de 32 mil pesos, por lo que la jubilación ordinaria debería ser de 26.240 pesos si se respetara el principio del 82% móvil, refrendado por la Corte Suprema.
Está claro que el organismo no destina todos sus recursos a su objetivo específico, que es asegurar la calidad de vida de los adultos mayores.
El relevamiento de expectativas de mercado (REM) del Banco Central calcula que el déficit primario alcanzará a 1,57 billones de pesos este año, luego de haber tocado 1,75 billones en 2020. Para 2022, las expectativas no son mejores: el rojo de las cuentas públicas alcanzará a 1,8 billones.
El “plan platita” se licuará rápidamente en el bolsillo porque la inflación ya rebotó en septiembre, luego de cinco meses consecutivos de leve desaceleración.
La consultora de Orlando Ferreres estima que la suba de precios llegó a 3,3% el mes pasado. Los alimentos se habrían incrementado en promedio por encima del 3%.
Otras proyecciones calculan que el índice de precios estará por encima de 2,8%, superior al 2,5% de agosto.
Los argentinos desconfían del peso y se refugian en el dólar o en bienes dolarizados, más allá de que el cepo oficial intenta cerrar todas las puertas.
Otro botón de muestra: las concesionarias de autos están casi vacías de modelos importados, cuyo precio está referenciado en dólares.
El Gobierno administra en cuentagotas el ingreso de esos vehículos, entre otras limitaciones a las importaciones, que ya comenzaron a afectar al aparato productivo.
El nuevo cepo sobrevino luego de que economistas de la oposición -entre ellos, Guido Sandleris, ex titular del BCRA- señalaron que la entidad podía llegar a diciembre con reservas líquidas mínimas o negativas. Algunos lanzaron también una advertencia sobre los depósitos en dólares.
El “plan platita” impacta en el dólar y en los precios. No hay respuestas concretas sobre cómo evitar esa bomba de pesos.