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Por Claudio Fantini. Parece una broma; un chiste basado en resaltar el absurdo. La respuesta del gobierno venezolano al tibio comunicado de la Cancillería chilena sobre la durísima sentencia aplicada al dirigente opositor Leopoldo López: casi catorce años de prisión.
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Dejando inconforme a la oposición venezolana, el gobierno de Chile había respetado la sentencia, pero, a renglón seguido, dijo esperar “que se observen las garantías judiciales de un debido proceso y la eficacia de los recursos disponibles para que los afectados puedan reclamar sobre la sentencia en primera instancia”.
La respuesta chavista a una demanda tan módica, fue acusar al gobierno de Michelle Bachelet de “injerencista en los asuntos internos” de Venezuela.
Lo desopilante es lo que señala a continuación el comunicado de la cancillería venezolana:
“Sería absolutamente impensable para las autoridades nacionales emitir opinión sobre el tratamiento judicial y las denuncias de violación sistemática de los derechos humanos contra el pueblo mapuche; o sobre la impunidad de los autores de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura pinochetista. Igualmente sería impensable emitir juicios sobre la privatización de la educación en Chile, que vulnera derechos humanos de mayorías que no acceden a la educación; o emitir pronunciamientos sobre la vigencia en pleno siglo 21 de la constitución impuesta por la dictadura de Pinochet. Venezuela jamás ha emitido ni emitirá opiniones sobre estos graves asuntos que vive Chile”.
❝El gobierno de Maduro respondió a una declaración que consideró injerencista con una metralla de opiniones recontra-injerencista❞
En síntesis, a una declaración que consideró “injerencista”, el gobierno de Maduro respondió contra metralla de opiniones recontra-injerencista. Y recalca que “sería impensable” y que “jamás ha emitido ni emitirá opiniones” sobre la larga listas de asuntos que arroja sobre la presidenta Bachelet como un misil retórico.
Parece extraído de un libreto de Groucho Marx o del Superagente 86.
De tan absurdo, a la mandataria chilena le debe haber dolido menos que la carta pública que le dirigió el disidente venezolano Diego Arria. El ex gobernador Caracas y diplomático de los tiempos de Carlos Andrés Pérez le recordaba en esa carta que fue él, personalmente, quien viajó a Chile a gestionar la liberación de Orlando Letelier y que aquel gobierno venezolano le concedió asilo al ex canciller de Salvador Allende.
A continuación, en nombre de aquella democracia insular que, en solitario, daba refugio a los perseguido por el mar de dictaduras que la rodeaba, Arria le pide a Bachelet que levante su voz contra la draconiana condena a Leopoldo López.
No es un reclamo absurdo. Por el sangriento levantamiento golpista que Hugo Chávez lideró contra Carlos Andrés Pérez, el líder bolivariano estuvo sólo dos años presos. López pasará casi 14 años, por ser “autor intelectual” de actos de los que no hay autores materiales.
Absurdo, como la respuesta de Nicolás Maduro a Michelle Bachelet por el tibio reclamo chileno.