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Por Rosa Bertino. La televisión por aire todavía no puede prescindir de sus vacas sagradas. Lo más probable es que éstas tampoco puedan vivir sin ella. Esto se notó en la cantidad “chivos” que Susana Giménez desplegó en su regreso.
Podrá tener una regia quinta en Punta del Este y media isla en Miami, pero no hay forma que pueda colgarles avisos del último modelo de Fiat o una bolsita con champúes, pañales, cremas humectantes y toallitas higiénicas. No lucirían bien. Mientras tanto, con algo tiene que mantener los perros, la prole y un rumboso estilo de vida.
Al menos ya se desprendió de los novios. Le salían caros.
El regreso y los invitados
■ El vil metal fue una razón de peso para que Susana Giménez diera por terminado su prolongado receso.
■ Otra razón, más sutil e inasible pero del mismo peso específico, es su ego de diva.
El lunes se la vio tan formidable y previsible como siempre, aunque cada vez menos. Fiel exponente de una generación que se resiste a envejecer (y a dejar de comer), reapareció con una dentadura flamante, verdadero must de estos tiempos.
Al principio no estaba muy cómoda con los maxilares nuevos ni con los tacazos, pero el canal y sus estrellas se confabularon para que “Su” volviera a reinar.
No logró tenerlo a Diego Maradonaporque cobra una exorbitancia. Y se notó que al programa inaugural le faltó un invitado bien fuerte en términos de audiencia.
Las «3P» prohibidias
A los dirigentes se los conoce por lo que dicen. A los referentes como Susana Giménez, por lo que callan. En un año electoral, se muestra más cautelosa que nunca. Incluso, lo dijo expresamente: “nada de pastas, pizzas, ni política”.
No hubo mención al entredicho que su ex pareja y eterno amigo, Ricardo Darín, supo tener con la Presidenta.
Con la “abuela”, que personifica Antonio Gasalla, mantuvo un diálogo livianito, sin alusiones a Marcelo Tinelli, Jorge Lanata o a cualquier colega mínimamente urticante.
El fuerte de «Su» serán los miércoles y el juego de los dos millones. El living de los lunes se mantendrá como esa suerte de isla de la fantasía, donde ella sigue siendo joven, delgada y despampanante.