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Por Federico Priotti (Economista, miembro del Instituto de la Bolsa de Comercio de Córdoba). La economía argentina se apresta a cerrar un año complicado, afectada por la sequía y por la débil actividad brasileña y con problemas estructurales internos que obstaculizan el crecimiento…
… y van ganando espacio e incrementando sus efectos. Un dato que confirma este diagnóstico es el hecho de que la Argentina es el país que menos crecerá en la región en 2012, aproximadamente cero por ciento.
Es así como la inacción gubernamental de política económica, tan típica a lo largo de la historia argentina, ha ido cercenando las ventajas competitivas, dejando al país con una de las mayores tasas de inflación del planeta, una mano de obra cara (apreciación real cambiaria), que dificulta la exportación de ciertos productos (pero ya también de servicios), una infraestructura energética incapaz de soportar el crecimiento e indicadores sociales deteriorándose.
Este escenario base hace que se encuentren pocos factores “expansivos” para 2013, pudiéndose destacar en ese escenario: agro, Brasil y elecciones. De esta manera, si se logra la ansiada cosecha récord, si Brasil mejora su tasa de crecimiento
-alrededor de 3,5%- y con un mayor gasto público preelectoral (siendo limitado por la inflación), se podría alcanzar un crecimiento de entre 2-3%.
En cuanto al “cepo cambiario” no parece probable su modificación, pero si se espera una flexibilización a las trabas de las importaciones, como consecuencia de menores vencimientos de deuda (siempre y cuando exista un fallo favorable a la Argentina frente a los acreedores que no ingresaron a ningún canje).
Pero más allá del crecimiento estimado, 2013 va a estar signado más por la política que por la economía.