Por Claudio Fantini. Por primera vez, ocurre de manera abierta. En los pasillos del Vaticano se escuchaban voces críticas. Tanto en la curia romana como en el Colegio Cardenalicio y las organizaciones para-eclesiásticas más conservadoras, hay quienes cuestionan muchas posturas y acciones del Papa Francisco. Eso se sabe por rumores y declaraciones off de record. Pero ahora se ha producido el primer choque abierto y oficial entre el pontífice y el ala más conservadora y oscurantista de la iglesia.

Primer revés para el Papa Francisco. Se impuso la ala conversadora. | Imagen: AFP.

Fue un duro contraataque el que lanzaron los obispos anti-reformistas en el sínodo de la familia 2014. Muchas señales de apertura aparecían en el documento sugerido por el Papa, en particular en temas como homosexualidad, matrimonio gay y divorcio. Contra esas señales embistieron los prelados más conservadores, en una acción coordinada que implicó el anuncio público de que en el texto final se modificarían pronunciamientos que consideran inaceptables y contrarios a los preceptos y tradiciones de la iglesia.

Algunas expresiones sugeridas por el jefe de la iglesia en el borrador del mencionado documento causaron gran sorpresa en el mundo laico, precisamente por lo novedosas, y mucho escozor en los sectores conservadores.

Esos grupos intentan aislar al pontífice desde que mostró su disposición a continuar y profundizar políticas iniciadas por su antecesor, Joseph Ratzinger.

En su lucha contra la pedofilia, un mal estructural en la iglesia católica, Francisco descorrió velos de impunidad y tomó medidas de fondos, como cambiar las normas que impedían que los sacerdotes pedófilos sean enjuiciados y condenados por la justicia civil. Y en su esfuerzo por transparentar las licitaciones y la banca vaticana, también continuó y profundizó medidas impulsadas por Benedicto XVI.

Allí empezaron los choques entre Francisco y los grupos duros de la curia romana. En el documento sugerido al sínodo sobre familia, volvía a aparecer un cambio radical entre las posiciones que tenía el cardenal Jorge Bergoglio y las que luego expresó el Papa Francisco. El primero describía como “plan del demonio” al matrimonio gay, mientras que el segundo insinúa abrirse a una comprensión y aceptación de la diversidad en materia sexual.

Esto implica marchar a contramano de la iglesia de los anatemas, condenas, estigmatizaciones y excomuniones. Esa iglesia que juzga y castiga en lugar de comprender y acompañar, ha regido prácticamente desde el edicto de Constantino del año 313.

La nueva mirada que impulsa el Papa argentino ha encontrado una dura resistencia. Habrá que ver que parte sede primero en esta titánica pulseada.■

Claudio Fantini

Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.