Por Sebastián Turello. Durante mucho tiempo la formación de los líderes estuvo enfocada en el aspecto cognitivo del management. Sin embargo, en la última década, varias disciplinas han destacado y fundamentado la influencia de las emociones en las decisiones «racionales».
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En ese marco, es posible que usted haya escuchado, o leído, sobre: inteligencia emocional, mindfulness, neurociencias y coaching ontológico. Sobre estos temas, conversamos en Los Turello con Cristina Schwander -fundadora de la Universidad Siglo 21 (US21) y directora de la diplomatura en Liderazgo Coach e Inteligencia Emocional en la misma casa de altos estudios- y Eugenio Gimeno Balaguer -director de Argex-. Ambos, también, profesores universitarios.
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Para Cristina la inteligencia emocional consiste en ponerle inteligencia a las emociones y emociones a la inteligencia, lo cual implica diferentes habilidades que “podrían resumirse en el autoconocimiento, la autogestión, la empatía, la motivación y otras, de carácter social”.
Por su lado, Eugenio escribió en este sitio que “la inteligencia emocional es la base del éxito social”. Y aclaró que su campo de aplicación no se circunscribe sólo a la empresa, sino también a la vida cotidiana.
Desde ese punto de vista, Cristina señaló que una organización debe ser entendida como una red de personas y de conversaciones que conforman un entramado nervioso emocional. Aquí, según la especialista, la pregunta debería ser ¿cómo limpiar las conservaciones y nutrir de las mejores emociones a la gente para que sea más feliz, y en consecuencia, la organización/sociedad mejore? Para empezar, sugirió que las personas se escuchen entre sí y que la organización permita decir “no sé”.
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-¿Qué papel juega el coaching?
“A través del coaching (anglicismo del verbo inglés to coach «entrenar») se identifican las cualidades de una persona, que no son visibles a primera vista, para luego potenciarlas”, explicó Eugenio. En ese sentido, el profesor advirtió que pocos líderes fracasan por su falta de conocimientos técnicos; pero sí por su incapacidad para formar equipos y lograr empatía. “El coach puede ayudar mucho en este propósito”, manifestó.
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“A mí me gusta decir que el coaching es una conversación de aprendizaje (…) no es una moda; es un modo de liderar”, agregó Cristina. Por caso, mencionó el crecimiento del 600% que experimentó la Universidad Siglo 21 al pasar de un modelo de «líderes verticales» (que supone una relación jefe-empleado) a otro sistémico, donde los fundadores, la mesa directiva y los docentes son coachs.
❝El coaching es una conversación de aprendizaje❞
Sin embargo, durante el proceso de coaching, Eugenio ha observado que a los líderes les cuesta abandonar ciertos hábitos. Al respecto, Cristina recomienda trabajar sobre las creencias limitantes; es decir, aquellas que frenan la expansión de una persona.
Identificar dichas creencias, implica conocerse a sí mismo. Y el autoconocimiento, condiciona a las relaciones interpersonales. “La interacción entre las personas es diferente si uno se conoce a sí mismo y a los demás” dijo Eguenio, luego de parafrasear la inscripción que se encuentra en el frontispicio del oráculo de Delfos: «conócete a tí mismo”.
Y después de hablar de las emociones, las habilidades y el entrenamiento de los líderes, no podía faltar la clásica pregunta:
-¿Líder se nace o se hace?
-Eugenio: “la excepción es que alguien no pueda ser líder. Todos tienen una predisposición al liderazgo, lo que sucede es que exige mucho trabajo. Hay que darse cuenta de las potencialidades que uno tiene (autoconocimiento), interactuar, valorar a los otros y buscar propósitos comunes, lo cuales a veces no es fácil lograr en los consensos”.
-Cristina: “Todos en su vida son líderes. Una madre… un padre. Ahora ¿yo quiero ser un líder impulsor o innovador? Esa es una elección pero, en realidad, no hay vida sin liderazgo”.
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