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Por Claudio Fantini. Las encuestas no mentían. El PT pudo haber perdido esta elección con la candidatura de Dilma Rousseff. Durante larguísimas semanas, la presidenta estuvo casi 10 puntos por debajo del 50% en la intención de voto.
Ayer logró uno de los triunfos más ajustados que se recuerden: venció a Aécio Neves por tres puntos (51,6 al 48,4%, por casi 3,5 millones de votos, según el último cómputo de la elección).
1ª Vuelta
El 60% que no apoyaba a Dilma en esos momentos, estaba divido principalmente entre Neves y Marina Silva, constituyendo un mensaje contundente al partido de gobierno: no tiene ganada la continuidad en el poder.
Las encuestas no se estaban equivocando. Sucede que la porción de votos sin dueño, que podía volcarse por uno u otro candidato, fluctuaba según los acontecimientos de la campaña.
La muerte del candidato socialista Eduardo Campos en un accidente aéreo, catapultaron a su candidata a vice, Marina Silva, a las cercanías de los dos primeros. En esas alturas, la elevó aún más otro viento ascendente: la carga emocional que despertó entre los pobres la posibilidad de convertir en presidenta a una mujer venida desde la más dura pobreza rural y el analfabetismo.
Por eso, había desplazado al candidato del PSDB del segundo puesto. Pero ya en la recta final hacia la primera vuelta, el efecto emocional comenzó a diluirse velozmente. En la antesala de aquella primera votación, las encuestas mostraban el vertiginoso ascenso de Neves hacia la recuperación del segundo puesto, que fue lo que finalmente ocurrió en las urnas.
2ª Vuelta
La sorpresa por esa formidable recuperación, hizo que fuera Neves quien iniciara con el pie derecho el camino hacia el ballotage. Los vientos de cola lo hicieron remontar hasta un cabeza a cabeza con chances de arrebatarle la presidencia a Rousseff.
Lo ayudó a sostenerse en esa posición el declarado apoyo que le dio Marina Silva. Sin embargo, se daba la siguiente situación paradojal: si hubiera sido Silva la que iba al ballotage, la totalidad de los votos que en la primera vuelta hubiera tenido Neves, la habrían acompañado, porque se trata de un electorado totalmente anti-PT, que votaría a cualquier candidato que lo enfrentase.
Muito obrigada! #Dilmais4anos pic.twitter.com/LcPPKMOgHz
— Dilma Rousseff (@dilmabr) octubre 26, 2014
En cambio, del 20% de sufragios que obtuvo Marina Silva, la parte correspondiente al Partido Socialista, que la terminó postulando por el accidente en el que murió su candidato, difícilmente se trasladaría a Neves, porque el PS es refractario a la centroderecha.
Como para que no quedaran dudas, el fundador y anterior máximo líder del PS, Roberto Amaral, rechazó públicamente el apoyo de Silva al candidato del PSDB.
❝El PT pudo haber perdido, lo cual es un mensaje. Pero terminó ganando merecidamente❞.
A Aécio Neves tampoco le alcanzaron el apoyo de una hermana de Lula y de los astros del fútbol Ronaldo, Romario y Neymar. ¿Por qué? Porque fue un error de su parte haber centrado su ofensiva final de campaña en el tema corrupción. El escándalo que sacude a Petrobras no alcanza para presentar como corrupta a la única mandataria de Brasil y de toda América Latina que batió récords expulsando del gobierno a cuanto funcionario quedara sospechado de algún acto reñido con la ética pública.
Las encuestas empezaron a marcar el despegue de Dilma cuando Aécio comenzó a machacar en el clavo equivocado. Por cierto, la presidente tenía otros puntos fuertes, principalmente haber sido la jefa de Gabinete que aportó su eficiencia para algunos aciertos claves del gobierno de Lula.
Vía @PatricioHdez: Así voto cada una de las clases sociales en Brasil. pic.twitter.com/Us6rUE5L4v”
— Pablo Rossi (@pabloirossi) octubre 27, 2014
Ese gobierno pasó del desorganizado y poco eficaz programa «Hambre Cero», conducido por el primer jefe de Gabinete que tuvo Lula, José Dirceu, al eficiente, eficaz y organizado plan «Bolsa Familia», instrumentado por Dilma tras reemplazar a Dirceu en la jefatura de Gabinete tras su caída por el escándalo al que llaman “mensalao” (“mensualidad”, que cobraban algunos dirigentes).■