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Por Juan Turello. El presidente Alberto Fernández está concentrado en una batalla parlamentaria y política con resultado incierto, pero que le provocará -con seguridad- un fuerte desgaste a su gestión. La pelea no está centrada en cómo lograr la recuperación en la pospandemia y en un plan de crecimiento (aunque el presidente no crea en ellos) para llegar a un desarrollo sostenible en los próximos años. Las dudas se reflejan -otra vez- en la cotización del dólar, señala mi nota en La Voz.
La batalla es por la reforma judicial, impugnada por el trasfondo de impunidad que implica para la expresidenta y empresarios kirchneristas.
“En pocos días más, el viernes 28, el Gobierno va a cerrar una extensa negociación por la deuda, que le permitirá aliviar pagos por 37 mil millones de dólares, y, en vez de relanzar la economía, se concentró en una reforma que divide a la sociedad y agiganta la grieta”, se lamenta uno de los empresarios más destacados de la Mesa de la Producción Córdoba.
La alianza de más de una decena de entidades del agro, de la industria y de los servicios, objetó el momento de la reforma y pidió “diálogo y consenso”. Se apresta a reclamar formalmente a los legisladores por Córdoba que rechacen el proyecto y no den quórum.
La apelación es también un mensaje para el gobernador Juan Schiaretti, del mismo modo que esas entidades advirtieron por el proyecto de expropiación del Grupo Vicentin. En silencio, Schiaretti escuchó aquel reclamo. La Mesa espera ahora que no rompa esa alianza con los sectores económicos.
Mientras se libra esa batalla, el dólar -el verdadero termómetro de la marcha de la economía- sube y envía señales de alertas.
Las reservas líquidas del Banco Central (BCRA) serían sólo de unos 5.000 millones de dólares, luego del drenaje de otros mil millones en agosto.
La primera medida sería apelar al acuerdo con China para hacerse de unos 3.000 millones de dólares.
Lea también: 16/8/20 | Contrastes en la economía
Luego, se modificarína las condiciones para acceder al “dólar ahorro”, restricción que Martín Guzmán detuvo hace una semana. El titular de Economía no quiere olas hasta que esté cerrado el acuerdo con los bonistas.
¿Cuáles serían las posibles restricciones al dólar?
1) Limitar la compra de 200 dólares o hacerla bimensual.
2) Reimplantar el permiso previo de la Afip, como sucedió en la gestión de Cristina Kirchner: realizar una declaración jurada previa, que debe ser aprobada por el organismo recaudador, previa a la compra.
3) Subir el “impuesto solidario” para quienes decidan llevarse los billetes de los bancos; los que opten por depositarlos, tendrían una baja en ese tributo, y sigue la lista.
Lo concreto: habrá una mayor restricción para comprar dólares. Al igual que para los importadores.
La punta de lanza sería la industria automotriz, que volvería a la relación uno a uno (un dólar exportado por cada dólar importado). Uno de los grandes concesionarios de Córdoba denunció que hay 4.000 vehículos anclados en el puerto de Zárate a la espera de que se defina ese tire y afloje entre el Gobierno y las terminales.
El 70%de los vehículos que se venden en el país son importados, en especial, modelos pequeños y medianos.
“¿Para qué vamos a importar cabezales si podemos hacerlos acá?”, lanzó el ministro Matías Kulfas. Semanas atrás, tres grandes autopartistas abandonaron el país.
Argentina se concentró en los vehículos de mayor porte, por ejemplo, las pick ups. De allí, la decisión de Nissan de invertir 130 millones de dólares en Santa Isabel para ensamblar nuevos modelos, con mayor tecnología. Esto le permitirá mantener abierto el canal de los vehículos menores.
“¿Para qué vamos a importar cabezales si podemos hacerlos acá?”, les lanzó Matías Kulfas. El titular de Desarrollo Productivo parece ignorar que tres grandes autopartistas decidieron, meses atrás, irse a Brasil. Para esas compañías, el Gobierno no tiene una actitud proempresa.
Las autoridades están convencidas que para generar expectativas favorables deben operar sobre el dólar; subir la tasa de interés -que impactaría en forma negativa sobre el crédito que necesitan las empresas para la recuperación- y sobre los controles.
El refugio de los argentinos en el dólar es un fenómeno cultural cimentado en la histórica alta inflación y en la falta de confianza sobre las medidas oficiales.
Esos deberían ser los principales focos de atención y de acción del equipo de Alberto Fernández. Y no otros.