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Por Claudio Fantini. España avanza hacia un agujero negro. El 1° de octubre resulta un oscuro enigma. El gobierno independentista intentará ese domingo convertir a Cataluña en una república independiente. Nadie sabe a ciencia cierta cómo terminará la pulseada. Pero están claros sus inquietantes riesgos.
Mariano Rajoy y Carles Puigdemont están en posición de duelo. Uno caerá abatido y el otro quedará en pie.
Si gana el presidente de la Generalitat, Rajoy se convertirá en el gobernante al que se le partió España, deberá abandonar el poder y dejará un país más pequeño que el existente desde la Guerra de Sucesión. Y si gana el presidente del gobierno español, Puigdemont tendrá que dejar su cargo, quedando en la historia como el irresponsable autor de una fallida aventura separatista.
Lo que aún no se vislumbra es cómo se daría el triunfo de Rajoy o de Puigdemont y cuál sería el precio a pagar.
El gobierno independentista catalán ha llegado demasiado lejos y ya no puede volver sobre sus pasos. A esta altura, sólo la independencia lo resguarda de sanciones que podrían incluir prisión.
Por eso, impuso una ley de referéndum que, en sí misma, implica la desconexión jurídica de España. En la consulta se impondrá la secesión porque la ley no puso piso de votantes y quienes concurrirán serán los que quieren la república independiente.
Rajoy tampoco puede volver atrás. Ya comenzó, soterradamente, a aplicar el artículo 155 de la Constitución, que en términos de un Estado federativo equivale a la intervención federal. ¿Qué hará el jefe de gobierno español si, en las 48 horas posteriores al referéndum, la Generalitat proclama la secesión?
Rajoy no lo especifica, pero dice que no hay que subestimar “la fuerza de la democracia española”.
El próximo lunes, la autonomía kurda de Irak hará su referéndum para independizarse de Bagdad. El primer ministro iraquí Haider Abadi ya dijo que usará la fuerza militar para impedir que se viole la Constitución de 2005. Según la Carta Magna, Kurdistán es la única autonomía y tiene derecho a tener gobierno, parlamento y fuerzas de defensa: los pershmergas. Pero no tiene derecho de secesión.
La constitución española otorga a las autonomías derechos similares, pero igual que la Constitución dictada dos años después de caer Saddam Hussein, no incluye el derecho a secesión ni a realizar referéndums independentistas.
¿Llegará Rajoy a lo que Haider Abadi ya anunció que hará si los kurdos intentan independizarse? ¿Usará la fuerza militar?