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Por Claudio Fantini. “Se puede ignorar la realidad, pero no se puede ignorar las consecuencias de haber ignorado la realidad”, escribió Ayn Rand. Parece una advertencia a la Argentina de estos días, que se asoma peligrosamente al abismo del antisistema, tras el triunfo de Javier Milei en las elecciones primarias. Un fundamentalismo de teorías económicas, por la que optaron millones de argentinos como puerta de salida al fracaso económico del kirchnerismo y del macrismo, y a la decadencia de la dirigencia política.
Los votantes del kirchnerismo también ignoraron realidades tan evidentes como la falta de un proyecto económico viable, junto con la corrupción, el sectarismo y el culto personalista.
La realidad también es la que ignoraron Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Mauricio Macri, quienes no pueden representar una alternativa al fracasado gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Que la clase política merezca ser tratada como una casta, no quiere decir que el antisistema elegido para salir de ese establishment decadente haya sido el adecuado.
Ahora, las dos principales coaliciones contemplan estupefactas “la consecuencia de haber ignorado la realidad”, que es hoy Javier Milei.
Como Friedrich Hayek y Ludwig von Mises, Ayn Rand -autora de La rebelión Atlas- renegaba de toda forma de solidaridad social y consideraba un robo la justicia distributiva que promovía cierto tipo de liberalismo.
Su mirada sobre el Estado estaba marcada por haber crecido en la Unión Soviética y por haber padecido el totalitarismo.
Es cierto que en el país funciona un Estado decadente, deformado por la demagogia, pero no es un sistema totalitario.
Es urgente aplicarle importantes reformas que lo redimensionen de manera significativa y lo conviertan en un instrumento útil para proveer Justicia y seguridad.
Además, deberá proveer salud y educación públicas de calidad, así como fomentar la inversión privada en lugar de obstruirla y desalentarla.
Reformar no es lo mismo que dinamitar.
El líder de La Libertad Avanza se ha convertido en un líder de los dogmas económicos. Sacraliza las teorías económicas que lo fascinaron y las convierte en verdades absolutas.
Milei funciona buscando en la teoría económica pura las respuestas a todas las cuestiones políticas y sociales.
El ganador de las elecciones primarias amasa fundamentos planteados por Hayek y Von Mises, también por James Buchanan y Milton Friedman, para sentenciar que “la justicia social es un robo”.
El fundamentalismo es la contracara del pragmatismo; ergo, es la destrucción de la democracia.
Así son las respuestas que da Milei: verdades sagradas que las esgrime como un dogma.