Playlist de LTDV.
Por Sebastián Turello. Si hay algo difícil de pronosticar en Argentina, es su economía. Sin...
Por Juan Turello. “Rascando la olla” es una expresión que se usa para señalar, en el caso de...
Por Claudio Fantini. No es cuestionable que Mauricio Macri pretenda influir sobre las listas de...
Domingo Cavallo está en Córdoba, donde dice que "estudia" y se reúne con amigos, a muchos de los...
Guillermo Oliveto, uno de los consultores más prestigioso en materia de consumo en la Argentina,...
En los últimos días Google ha utilizado sus famosos Doodles, con una serie de juegos vinculados a...
¿Los empresarios tienen miedo de hablar? En especial, ¿tienen miedo que luego de sus palabras...
El duro ataque del empresario Jorge Petrone, dueño de Gama (una de las mayores desarrollistas de...
Por Juan Turello. El gobierno de Alberto Fernández protagonizó en los últimos días una serie de eventos desafortunados, que debilitan aún más su credibilidad ante la sociedad.
El ministerio de Sergio Massa percibió como un cachetazo la inflación de 6,6% en febrero, tras la firma de una decena de pomposos acuerdos, de dudoso cumplimiento. Así es difícil revertir una delicada coyuntura económica y social, señala mi nota en La Voz. Repasemos.
Por Juan Turello. El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio el visto bueno al acuerdo con la Argentina, que supone un alivio en los balances del organismo internacional y una cuasi moratoria por dos años en la deuda de nuestro país, señala mi nota en La Voz.
Ahora, queda el cumplimiento durante 30 meses de metas fiscales, monetarias y cambiarias, que no son incumplibles en un Estado ordenado y con una conducción centralizada. Sin embargo, esas metas se convierten en una cumbre tan difícil como escalar el Everest para un Gobierno débil en políticamente, con una fuerte división interna y enfrentado con los sectores productivos.
Por Juan Turello. El dólar es el nervio más sensible de la economía para los argentinos. Acostumbrados a la alta inflación y a las crisis recurrentes, han diagnosticado que cualquier movimiento o medida es un mal presagio, tengan o no la capacidad de comprar dólares, señala mi nota en La Voz. El supercepo tiene una explicación contundente, semioculta en el confuso lenguaje de los funcionarios: las reservas líquidas del Banco Central son escasas, apenas algo más de 3.000 millones de dólares, según cálculos generosos. ¿Qué puede pasar?