Por Claudio Fantini. Quizá nunca se sepa con exactitud la magnitud de los daños causados por el...
El Grupo Autocity concretó en los últimos meses dos hechos que ratifican su liderazgo en la...
Mientras se debate en el Congreso cómo deberían actualizarse las jubilaciones y pensiones, el...
Por Juan Turello. El duro ajuste de Javier Milei incluye a muy pocos ganadores, aunque en las...
Domingo Cavallo está en Córdoba, donde dice que "estudia" y se reúne con amigos, a muchos de los...
En los últimos días Google ha utilizado sus famosos Doodles, con una serie de juegos vinculados a...
El duro ataque del empresario Jorge Petrone, dueño de Gama (una de las mayores desarrollistas de...
El domingo pasado, desde la cuenta @Pontifex_es, se publicó el primer tuit del papa Francisco,...
Durante un acto realizado en la sede de la Fundación OSDE, en la ciudad de Córdoba, realizamos la...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Claudio Fantini. El conflicto en Ucrania podría generar grietas en la relación de la Unión Europea con la Argentina, Brasil y otros países del Cono Sur. Sucede que las sanciones comerciales impuestas al régimen de Vlaldimir Putin implican una oportunidad sudamericana para sustituir a otros proveedores de materias primas.
Putin se convirtió en piedra de la discordia entre la UE y los países sudamericanos que se preparan para vender productos a Rusia. El jefe del Kremlin respondió a las sanciones que le impusieron las potencias de Occidente por su apoyo a las milicias ucranias prorusas, con un contraataque certero: cambiará de proveedores, dejando de comprar a los países que están aplicando medidas económicas contra Moscú.
La venta de carnes es una de las vetas exportadoras que se abren, pero la va a aprovechar mejor Brasil, ya que Argentina ha quedado rezagada en este rubro, en el que siempre estuvo a la cabeza de la región.
Europeos y norteamericanos, así como canadienses, australianos, noruegos y otros países que se sumaron a las sanciones contra Rusia, advirtieron a los países sudamericanos que no deben aprovechar la situación para conquistar el mercado ruso.
La disyuntiva tiene dos ángulos de observación:
La decisión de Putin de comprarle a la región lo que dejará de adquirir a los que sancionaron a Rusia, sobrevino tras el aumento de medidas contra Moscú por el derribo del avión malayo y la muerte de la totalidad de sus pasajeros y tripulantes.
No son cuestiones menores y, en el caso de Argentina, activan la memoria histórica. Entre 1977 y 1982, la Unión Soviética encabezó la lista de socios comerciales, porque la dictadura militar hizo negocios con Moscú en el marco de un boicot cerealero contra la superpotencia comunista.
Para eludir aquel boicot, el Kremlin ofreció un pago mayor del que recibía de sus tradiciones clientes. Y aquel régimen brutal aceptó el negocio, enviando a la entonces URSS cargamentos que incluso debían estar destinados a viejos clientes, como Japón.
Buen negocio a corto plazo, pero pésimo en el mediano y largo alcance. También una mancha que vuelve a la memoria en estos días de nuevas tensiones entre Occidente y Rusia.
Nota relacionada:
02/06/2014 | ¿Qué hay detrás del guiño de Putin a Cristina?.