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Por Claudio Fantini. El Parlasur avanza en cámara lenta. En esa asamblea parlamentaria del Mercosur, todo se cumple tardíamente. Fue creado en 2005, pero recién empezó a funcionar en 2007. Su Protocolo Constitutivo establece que los integrantes debían ser elegidos por el voto directo en sus respectivos países, pero hasta ahora sólo en Paraguay se los elige de ese modo. Comenzará a funcionar en 2020.
Por eso es importante que la Presidenta haya anunciado que en las próximas elecciones generales, el 25 de octubre, se votará también por los representantes argentinos en el Parlasur.
Una buena decisión de Cristina Kirchner, pero en contradicción con lo que viene haciendo en los últimos años. Se supone que el Parlasur es para fortalecer al Mercosur, pero el Gobierno argentino es el que más aportó a la debilidad y la esclerosis que lo entumecen hasta la parálisis total.
Es desopilante que en un mercado común, uno de los miembros imponga trabas arancelarias a sus socios. Argentina hace eso y algo más: cuando lo considera necesario, directamente cierra las importaciones de determinados productos.
La Presidenta hizo otra cosa aún más grave contra el Mercosur: desplazó el eje geopolítico, para asociar al país con China y Rusia. El Mercosur y su Parlamento fueron creados, precisamente, para que la región se priorice a sí misma; ergo, ninguno de sus miembros debe crear vínculos con potencias extra-regionales que estén por encima de los vínculos con sus socios en la región.
A ningún país del Mercosur, el Gobierno le hizo concesiones como a China en materia de acceso a la obra pública o de disposición de un territorio para tener una base espacial, albergando militares chinos y rigiéndose por leyes chinas.
Argentina nunca realizó maniobras militares conjuntas con sus socios del Mercosur, pero las realizará con Rusia de cumplirse totalmente el acuerdo militar que firmó en Moscú con Vladimir Putin.
Por eso es posible sospechar que el paso adelante que significa elegir por el voto a los representantes argentinos en el Mercosur, tiene motivaciones que no pasan precisamente por el fortalecimiento de una integración, que el kirchnerismo lleva años debilitando.
Así como las prebendas concedidas a Rusia y China pueden tener como objetivo la protección externa de grandes potencias que van a necesitar quién les cuide sus vastos intereses, como en su momento Londres y después Washington protegieron las oligarquías y dirigencias locales que velaban por sus intereses en el país, también la elección de representantes al Parlasur puede tener como objetivo la construcción de un refugio con inmunidad a prueba de denuncias y procesamientos, para cuando haya terminado este Gobierno.