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Por Héctor Cometto. Si se aparta la vista de los flashes que rodean y encandilan la silueta de la figura principal, aparecerá la imagen del talento y la consistencia del jugador decisivo que asiste, apuntala y regulariza la gestión del principal, con capacidad propia.
Dotado técnicamente, esa figura no tiene el afán de ocupar el centro de la escena de manera constante. Sólo cuando sus grandes aptitudes lo sitúan allí se apropiará del escenario. Le falta, y muchas veces es un beneficio, el carisma o el morbo como atractivo central, por lo tanto no les molesta su rol secundario y tienen una vida más controlada. Así, mantienen compensado al equipo.
Para Maradona Burruchaga, para Michael Jordan Scotty Pippen, y hay mil ejemplos más. En las selecciones de fútbol y básquet reinan Emanuel Ginóbili y Lionel Messi. Es de mi interés ocuparme de Luis Scola y Fernando Gago, dos tremendas segundas guitarras, esenciales para los desafíos mundiales que se vienen.
A esta segunda figura le falta, y muchas veces es un beneficio, el carisma o el morbo como atractivo central. Por lo tanto, no les molesta su rol secundario y tienen una vida más controlada. Así, mantienen compensado al equipo.
Scola volvió a ponerse el equipo al hombro en el Premundial de Caracas, absolutamente desequilibrante en la cancha (situación que apuntala sus momentos de liderazgo) y clave asistiendo al entrenador, y marcándole la ruta a los nuevos integrantes del gran desafío: ocupar el lugar de la generación dorada. Él pone el cuerpo cuando tendría variadas razones, todas valederas, para privilegiar sus propios intereses.
Gago es el sostén táctico de Messi, una especie de Xavi en la selección. En él recae el manejo de los tiempos de la Argentina, es el que determina cuando hay que acelerar, cuando lateralizar, es el primer responsable de la fase defensiva no por tener que marcar, si no por saber dónde no se puede perder el balón.
Ambos, Scola y Gago sostienen una relación de admiración hacia el especial number one, y eso es fundamental. Ginóbili y Messi son admirables…y ellos también.●