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Por Héctor Cometto. El debut está cerca y hay que ajustar todos los detalles. El rival es nada menos que Boca Juniors y no se puede dar ventajas. El entrenamiento será en doble turno y la jornada comenzará muy temprano, a las 7.
Éste podría ser el pensamiento de un futbolista o de un basquetbolista profesional, concentrado en un gran desafío, preparándose para dar todo, rodeado de las mejores condiciones de infraestructura, con una condición esencial: dedicación plena en función del objetivo.
No es éste el caso, y hay matices muy interesantes.
Son las chicas de Unión Eléctrica, es miércoles y dormirán en la pensión del club para entrenar a la mañana siguiente. Es la única forma en que puedan coincidir los horarios muy diferentes de las que trabajan, estudian y deben responder a todo tipo de responsabilidades.
El sábado siguiente, Boca es el primer rival de esta etapa definitoria de la Liga Nacional en la que participan por segunda vez consecutiva. Es el primer nivel del voley argentino, una oportunidad única a la que han arribado con mucho sacrificio, con la entrega afectiva que motiva una solidaridad entrañable, con los momentos compartidos de alegrías, broncas, festejos y tristezas de un camino extenso y complejo, superando el escollo que se cruzara.
El que les marcó el sueño es Lisandro “Pitufo” Mautoni, el entrenador fallecido en un accidente en 2011, una durísima pérdida homenajeada hoy con su nombre en lo alto del gimnasio.
Fin de la historia: Unión Eléctrica perdió en tres sets con Boca, en el gimnasio de Avda. Madrid 2450, pero el sueño transcurre y el deporte recobra su esencia en estas pequeñas historias.■