Por Sebastián Turello. Los Turello, junto a otros periodistas, visitó la planta de fabricación...
Autoridades del IAE y de Banco Macro, en una ceremonia conducida por la periodista Verónica...
La empresa Aguas Cordobesas celebró el cierre del programa “Construyendo Futuro 2024", con la...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Juan Turello. En mi nota en La Voz del Interior sostengo que la pelea política por el Consejo de la Magistratura y el blanqueo de capitales tapa el árbol de los dos problemas principales que tiene la economía: el empleo y la inflación.
Empleo
¿Qué preocupa? Según el economista Gastón Utrera, la inquietud de los gremios es recuperar el poder de compra de los salarios:
■ Los formales (“en blanco”) cayeron en Córdoba 2,3% en el primer trimestre en comparación con 2012.
■ Los salarios totales (“en blanco”, “en negro” y públicos) perdieron 1,9.
El consultor Enrique Pedemonte advirtió en el 9° Congreso Recursos Humanos de la Universidad Blas Pascal, que del otro lado de la balanza –los empresarios– la preocupación tiene que ver “con la evolución de los costos y los juicios laborales”.
Apuntó también como una cuestión central “el solapamiento”, esto es, el achicamiento de la escala salarial entre los empleados sindicalizados y el personal del nivel medio y gerencial que está fuera de convenio y, por lo general, ha venido recibiendo entre 5 y 6 puntos menos de incremento que sus subordinados en los últimos años. Esto despertó la inquietud del personal jerárquico de crear su propio sindicato. La experiencia que más avanzó es la de Comercio, cuya creación está frenada por el nuevo acuerdo político entre el jefe gremial, Armando Cavalieri, y Cristina Kirchner.
“Cuando la economía estornuda, el mercado del empleo se resfría. El movimiento del mercado laboral es bastante chato; está más bien dado en términos de rotación –74 por ciento de los cambios– y no de generación de nuevos puestos, que alcanza a sólo el 15 por ciento, por debajo del ingreso anual de jóvenes al mercado laboral”, señaló Pedemonte.
Con el control de precios y el blanqueo, la Presidenta dió la señal de que sólo quiere llegar a las elecciones. Las correcciones quedarán para después, como sucedió con el cepo cambiario tras el rotundo triunfo de 2011.
Inflación
Para el Indec, la suba de precios fue de 9,8% anualizada a abril último; para las consultoras que elaboran la “Inflación Congreso”, fue 23,6. En los seis últimos años, estuvo por encima de dos dígitos. El Gobierno, primero rompió el termómetro (el Indec) para no reconocerla y, ahora, propone un control de precios de 500 productos, varios de los cuales no se conseguirán en el interior, además de no cubrir las necesidades básicas.
Para evitar una baja en el consumo, y por ende en la actividad económica y en el empleo, hay voluntarismo y amenazas. Pero el mercado laboral ya prendió las luces amarillas en el primer trimestre, al crecer la desocupación.
La intención de poner más plata en los bolsillos de los más pobres y de quienes reciben asignaciones y ayudas sociales –se destinarán 5.200 millones de pesos de aquí a las elecciones de octubre–, tiene como contracara la voracidad fiscal del Gobierno.
Entre abril y mayo, la mayoría de los gremios cobró una mejora del 14%, según el analista y miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Julián de Diego. El problema es que ese aumento determinará que miles de trabajadores queden alcanzados por el Impuesto a las Ganancias, que tomará una parte de la torta.
El economista Marcelo Capello (Ieral-Fundación Mediterránea) advierte que si los mínimos del tributo se hubieran actualizado desde 1998 (el mejor momento de la convertibilidad) por la inflación real, el trabajador soltero recién debería pagar Ganancias si gana 10.900 pesos mensuales, en lugar de los 7.000 pesos fijados ahora. El trabajador casado con dos hijos debería tener ingresos por 13.200 pesos para recién ser alcanzado por Ganancias, en lugar de los 9.600 a partir de los cuales tributa ahora.